domingo, 1 de febrero de 2009

De Koh Samet a Bangkok


Esta mañana es la última en la isla. De nuevo hago mi baño en el mar a primera hora, a las 7, y de paso aprovecho para seguir buscando en vano el anillo. Después de la ducha, Silvia y yo hacemos el último desayuno en el hotel de lujo, nos ponemos hasta las orejas, sobretodo yo. Después damos un paseo por el complejo hotelero y luego nos vamos a hacer las maletas.



A las 12:30 cogemos la lancha que nos lleva a Rayong, ya en la península. Allí nos esperamos un cuarto de hora hasta que llega nuestra guía de Asian Travels, una chica simpática que sabe poco español pero suficiente para entendernos.
Llegamos cerca de las tres de la tarde a Bangkok, al hotel Narai, muy cerca de la zona del mercado nocturno de la ciudad, el Patphong. El hotel no está mal y la habitación también tiene muy buena pinta.



Tras una ducha y comer unas porquerías en la habitación salimos a la ciudad. Decidimos ir andando hasta la zona comercial. El trayecto es más pesado de lo que pensábamos. Son unos tres cuartos de hora con mucha polución acústica y sonora, zonas con unas aceras bastante precarias y muchísimo calor. Por el camino pasamos al lado del Parque de Lumphini, con su estata del rey Rama IV, Mongkutklao, presidiendo la entrada.




Siguiendo las vías del Skytrain llegamos a la zona más comercial de la ciudad, Siam Square, al lado del Estadio Nacional. Primero entramos en el Siam Paragon, un centro comercial impresionante con material de calidad a precios prácticamente de aquí. Aún así, Silvia encuentra ropa interior a buen precio y que parece de calidad. También aprovechamos para cenar en un restaurante de estilo italiano (dónde los camareros van a piñón fijo sirviendo las mesas) que hay en la planta inferior del Paragon.



Después de perdernos literalmente durante un rato por el Siam Paragon, salimos de nuevo a la avenida Rama I, y aprovechando los túneles de acceso al Skytrain, que están por encima del tráfico rodado, llegamos al Mah Boon Krong, más conocido como el MBK, otro centro comercial gigante con imitaciones de todo tipo. Más que comprar, ojeamos el género de cara a los próximos días, tranquilamente. Terminamos con un masaje de todo el cuerpo muy agradable en una sala de masajes de la penúltima planta del MBK.
Nos volvemos andando de nuevo al hotel para pasar por el Patphong y ver cómo es de noche. La verdad, no nos gusta mucho. Hay una zona de prostitución, donde acosan al turista ofreciéndole shows de ping pong (no pregunteis si no sabeis de qué se trata) y videos pornos. De repente, sin una frontera y entremezclándose con la zona de prostitución, comienza la zona comercial, cientos de paradas como en un mercado, ofreciendo ropa de imitación, relojes de imitación, artesanía de imitación...todo de imitación. Muchas imitaciones son prácticamente perfectas.
Llegamos al hotel hechos polvo y con ganas de irnos a dormir pronto. Mañana toca visitar los templos principales de la ciudad.

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