lunes, 8 de diciembre de 2008

De Chiang Rai a Chiang Mai


Mirando el plan que hay para hoy parece que no nos espera nada especial, y la verdad, al final esa será nuestra sensación del día. Comenzamos yendo al templo Wat Rong Khun, un templo espectacular e inacabado, la Sagrada Familia de Tailandia según Paco, cuya construcción se financia con las donaciones de fieles, turistas y el merchandising. Yo he ayudado comprándome una camiseta muy chula.




Después del templo hemos comenzado un tour guiri que nos ha llevado por una fábrica de joyas de oro y jade, otra fábrica de tejidos de seda y otra de manufacturación de sombrillas. Todo esto hasta la hora de comer en el tradicional buffet libre para guiris. En cada fábrica se nos ha dado una breve explicación sobre el proceso realizado sobre el jade, la seda y el papel respectivamente para, a continuación, dejarnos mirar un buen rato qué queremos comprar.Aquí la manufacturación de tejidos de seda.



Aquí la fabricación de sombrillas.



Después de comer nos vamos a Chiang Mai, a visitar el templo de Wat Doi Suthep, 1056 metros por encima del mar, construido por el rey Gue-Na el año 1383. El complejo comprendido por el templo es gigante y precioso. Por un momento nos ha hecho olvidar el enfado que tenemos con Paco y la agencia por las visitas de turismo guiri del día que nos han endiñado, aunque cabe decir que en el momento que hemos llegado al templo Paco nos ha vuelto a dejar que lo visitemos solos mientras él se quedaba en la entrada con unos chicos que conocía para los que había traido ropa de invierno comprada en Mae Sai el día anterior.




Mientras esperábamos al chófer con la minivan nos pusimos a hacer fotos a estos niños con sus madres. Una monada (los niños).



Al bajar de la montaña nos acercamos a unas cataratas. Antes de llegar podemos ver unos puestos de comida especiales. Están llenos de delicatesses: gusanos, grillos, escarabajos, escorpiones,... Paco me dice que pruebe lo que quiera, así que me decanto por un gusano de seda grandecito, este sabe a morera, mmm!, y luego un saltamontes, que tampoco está tan mal.



Silvia y yo pasamos un rato paseando por el parque trazado alrededor de las cataratas hasta que el bochorno del ambiente nos impide continuar.



Ya es hora de ir al hotel. El hotel Tea Vana es un pasote, con una piscina para nosotros solos, acceso a
internet gratis, y una habitación espaciosa y agradable. El chapuzón en la piscina que me meto es memorable.



A las siete nos llama Paco. Tenemos una cena tradicional a las afueras de Chiang Mai, una cena que se acaba convirtiendo en otra trampa para guiris, casposa y sin ninguna gracia. Incluso en algunos momentos se nos pasa por la cabeza la idea de levantarnos y marcharnos pero al final nos rajamos y nos tragamos tal bazofia. Paco y el conductor nos han dejado en la cena y se ha
n ido a comer con los otros guías y chóferes.



Una vez acabado, nos llevan al mercado nocturno, donde un vendedor chino se ha enfadado con Silvia por ofrecerle ésta solo un 30% de lo que él pedía. Despues de un rato nos volvemos al hotel a descansar por fin.

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