La boda

Y llegó el momento. Por un lado llega Silvia con sus padres, su hermano Oscar y su mujer Natalia desde Sant Martí. Por otro lado llega José con su familia. Todos nos juntamos a las 11:50 en la Plaça Orfila. Allí, de repente comienzan a llegar muchos amigos de aquí, de Arnedillo, de VWR, de T-Systems, la Katy, del CSIC, Miguel, Fabrizio, Elena y Jens, Prudencio Palomino,...

Es una sensación extraña y agradable, tantos amigos de tantos entornos diferentes, todos juntos y la causa somos nosotros. Un sentimiento de euforia nos domina. Entramos en el ayuntamiento, nos esperamos fuera del salón de actos hasta que se llena y comienza a sonar Creep de Radiohead, la primera canción que bailamos apegaos, era un 25 de noviembre del 1995.

La boda es rápida pero emotiva, con momentos de humor. Nos casa el regidor Joaquim Mestre i Garrido, muy majete él. Ni siquiera he querido saber de qué partido político era para no prejuzgarle. No falta ninguno de los detalles típicos de una boda pero concentrados en veinte minutos. Los testigos son Albert y el padre de Silvia, Miguel, que también es el portador de los anillos, al estilo Frodo Bolsón.

Una vez casados, salimos del ayuntamiento y el arroz, las lentejas y los garbanzos lanzados desde el lateral VWR se clavan en nuestros cuerpos, las andanadas de proyectiles se prolongan durante un par de minutos.



Después ya podemos proceder con la tradicional sesión de fotos con la familia y los amigos presentes.

Una vez hechas las fotos, nos dirigimos con la familia al restaurante El Dopazo, un buen restaurante gallego situado en el barrio de Sant Andreu, y del cual saldremos unas cuantas horas más tarde llenos, bebidos y satisfechos.

Ya queda menos para la fiesta de esta noche!